sábado, 23 de julio de 2016

¿Por qué se creó la Sociedad Antigua de Kelt?



Quizá echéis de menos más referencias a doctrina o espiritualidad en este texto.  No hace falta una organización para ser espiritual. Hace falta una organización para cosas muy concretas y lamentablemente materiales como que no nos molesten al llevar a la práctica nuesta espiritualidad autoridades o iglesias

El principio

Desde los años 90 muchos de los que nos hemos sentido llamados por la espiritualidad de  la Naturaleza y las Antiguas Tradiciones en cualquier forma (wicca, paganismos reconstruccionistas, chamanismos y otras formas más difíciles de etiquetar) nos hemos dado cuenta de que era necesaria una cobertura legal para proteger nuestras actividades.  Los sanadores se dieron cuenta muy pronto, debido a la presión de los profesionales “sanitarios”, teledirigidos casi siempre por el conservadurismo católico (actividad que casi 30 años después no hace más que incremementarse). También era evidente que había que proteger a los grupos de ser denunciados como “sectas”, garantizar cierta protección a locales y lugares de culto y a las actividades realizadas  al aire libre. En las situaciones límite encontramos algunos casos que especialmente en situaciones de divorcio, se denunciaba por realizar estas actividades para así conseguir la custodia de los hijos, o incluso reclamar la inhabilitación judicial de algún pariente para obtener el control de su patrimonio. En el colmo del absurdo nos hemos encontrado con denuncias judiacles por brujería. El hecho de que estas denuncian rara vez consiguieran su objetivo no  disminuye el calvario judicial y social al que se veían sometidas estas personas.
Así pues tras años de planteárselo un pequeño grupo decidió crear una organización que pudiera proteger a sus miembros de tales problemas. Pronto fue obvio que debía hacerse bajo la figura de “entidad religiosa”. Esto a su vez creaba nuevos problemas, esta vez de índole burocrática. El ordenamiento legal español, heredero directo del derecho canónico vaticanista, hacía complicado el registrar una entidad de amplio espectro de creencias. Además somos colectivos e individualidades que están en permanente evolución. Cambiamos de grupo o de prácticas en función de nuestra evolución personal, nuestro aprendizaje, nuestras amistades (y enemistades). Somos un colectivo en permanente evolución y cambio, al contrario que las confesiones monoteistas que sirven de modelo a nuestros escasamente ilustrados en espiritualidad gobernantes lo que dificulta establecer unas normas u cuerpo de creencias rígidas.
Un país en el que incluso los ateos tienen en mente los criterios católicos sobre lo que es y no es una religión. Un sistema legal adaptado a esta concepción. Un registro controlado por políticos católicos que ponían todas las dificultades posibles. Ante todo esto las posibilidades de tener que acudir a los tribunales eran altas. Lo único que nos animaba era que en el peor de los casos el Registro de Entidades Religiosas perdía todos los juicios. Aún así, convencidos de que una entidad neopagana de amplio espectro tenía posibilidades nos pusimos a la tarea de redactar unos estatutos que acogieran al mayor número de personas pese a las restricciones legales, y lo bastante amplios para que nadie tuviera que abandonar la organización, perdiendo su amparo legal, por cuestiones “doctrinales”.
Así en 2007 realizamos los trámites necesarios y la Sociedad Antigua de Kelt consiguió ser reconocida como organización religiosa en España tras varios meses de dificultades burocráticas absolutamente arbitrarias.

¿Religión, confesión, comunidad…?

La ahora llamada “Asamblea de Cultos de la Naturaleza/Sociedad Antigua de Kelt” es posiblemente un tipo de organización único. Se adapta a las necesidades de un movimiento en evolución. Algo que va en contra de toda nuestra cultura.
No es una religión, porque no es posible registrar religiones. ¿Cómo se va a registrar el cristianismo o el budismo a modo de patente comercial? Se pueden registrar distintos tipos de organizaciones cristianas o budistas.  En nuestro caso estamos en la misma situación. La Asamblea es una organización religiosa, no una religión.
¿Somos una confesión religiosa? Entramos en un terreno resbaladizo ya que incluso en el terreno legal confesiones, comunidades, iglesias y religiones aparecen mezcladas y a se citan todas juntas. Una confesión religiosa es a nuestro entender una organización con unas creencias religiosas comunes. Generalmente la base de una confesión es la práctica y expansión de sus creencias. Una confesión religiosa se parece mucho a un partido político. Tiene una concepción del mundo, y el mundo (y la sociedad) debe ajustarse a esa concepción o creencia. Obviamente no es nuestro caso, ya que lo que buscamos es la defensa y ejercicio de nuestros derechos civiles.
Una comunidad religiosa en España suele entenderse como un grupo de personas que hace vida en común por motivos religiosos. En la práctica actual se denominan así a muchas organizaciones religiosas que no hacen vida en común. Así gran número de comunidades budistas o evangélicas solo realizan cultos religiosos y actividades sociales, viviendo cada cual en su casa. Por tanto sí podríamos ser una comunidad con algunas salvedades.
En igual que hemos comparado a las confesiones con los partidos, una organización que busca garantizar y ejercer derechos se parece a los sindicatos, a las organizaciones de consumidores o a otras asociaciones civiles. De momento entendemos que se nos puede considerar una comunidad de personas que estudian y practican la Espiritualidad de la Naturaleza en común o individualmente según distintos Ritos.

 Creencias (o no)

Uno de los puntos más criticados por organizaciones paganas sobre la Asamblea es el de sus creencias. Leíamos con cierta frecuencia que “al contrario que Kelt que nosotros el druidismo, el odinismo o la wicca son religiones perfectamente definidas”. Entraríamos aquí en las diferencias de definición de cada uno. Para unos el odinismo está abierto a todos, para otros el odinismo solo es para arios. Para unos el druidismo es LA tradición religiosa celta, olvidando que la Península Ibérica estaba llenita de celtas y ninguno de sus contemporáneos habla de colegios u órdenes de druidas en Iberia/Hispania. Tampoco comentan que no se habla de druidesas en la historia, salvo en papeles secundarios y escaso nñúmero, siendo estas un invento ultramoderno. Otros olvidan que wicca no hace tanto era criticada por su creencia supuestamente reaccionaria en la polaridad masculino/femenino y su reivindicación de los cultos de fertilidad se cerraba a los homosexuales. Como vemos las definiciones dependen de los intereses de quien define y cambian con el tiempo. Todo cambia y todo cambiará. Creemos que ese afán en las definiciones estrictas surge de la tradición cristiana. El paganismo antiguo era menos estricto y en la práctica más respetuoso, como lo son las tradiciones populares. Alguien dijo (seguramente Ana María Vázquez Hoys) que para entender el paganismo tendríamos que ir un tiempo a Oriente. A la India y Japón, por ejemplo.
Como de todo se aprende podemos citar el comentario de un maestro masón en un debate. Preguntado sobre la exigencia de su logia de creer en Dios dijo más o menos “Exigimos que se crea en un Supremo Arquitecto, pero no preguntamos al novicio si para él ese Arquitecto es Jehová o las Fuerzas Productivas de las que habla Karl Marx”.
Nuestra situación es similar. Creemos en los Antiguos y en otras cosas, pero no entramos en si son dioses reales, arquetipos, símbolos, energías… Cada cual tiene un sentimiento (y la espiritualidad es sentimiento) y según ese sentimiento actúa.
Sobre si somos más o menos célticos… bueno el celtismo tiene una serie de características que lo hacen especialmente atractivo para nosotros. Entre otras podemos citar como destaca el vínculo con la naturaleza. El seguimiento de los ciclos solares y lunares, de las estaciones, su animismo, y su escasa definición en comparación con otras religiones. Pero también es cierto que siendo una referencia importante, no es la única. También es cierto que se nos ha quedado estrecho para cubrir tanto las opciones personales como la evolución inclusiva de la organización. Y también es cierto que cuando se estudian los cultos tradicionales las cosas en común son más que las diferencias locales. Así que por eso hemos decidido cambiar nuestro nombre a “Asamblea de Cultos de la Naturaleza”. Para dejarnos a nosotros mismos más espacio. En general la mayoría de los miembros más antiguos de la Asamblea han bebido del celtismo en sus orígenes, pero no todos. Y no todos se han quedado ahí. Seguimos evolucionando.

¿Tenemos normas?

Obviamente sí. El hecho de inscribirnos como entidad religiosa requiere unos estatutos. Por otra parte nuestra misma complejidad (o sencillez) doctrinal necesita establecer criterios claros. Criterios que deben abarcar dos campos: la forma interna de entendernos entre nosotros, y la forma externa de interactuar con la sociedad. Esto último puede ser especialmente complejo en nuestro caso, ya que ni los legisladores ni nuestra sociedad están acostumbradas a organizaciones como la nuestra.
Las entidades religiosas tienen ciertos privilegios legales como la escasa regulación de su funcionamiento interno, y la cantidad de campos de actuación que pueden abarcar, o el escaso control sobre la forma en que obtienen sus ingresos. Esto puede llevar a toda clase de abusos, siendo no pocas las entidades religiosas que en la práctica son negocios. La tentación de usar estos privilegios en beneficio propio económico o político hace que cada cierto tiempo haya que aclarar conceptos y si se tercia, limpiar nuestra casa.
Por ello hemos redactado una serie de normas además de los estatutos que detallamos a continuación:
Vale, es un tema aburrido, farragoso y no siempre fácil de comprender. Pero no hay otro remedio.

martes, 22 de marzo de 2016

Una Declaración de la Comunidad Pagana sobre el Medio Ambiente


ROGAMOS MÁXIMA DIFUSIÓN

Tomado de Ecopagan.com http://goo.gl/JWRnH9
 
(traducido por Andras Corban-Arthen)
Quiénes somos
El paganismo es una familia de sendas espirituales que están enraizadas en religiones ancestrales ubicadas en diversas partes del mundo, y que precede a la historia registrada. Según lo explica la Federación Pagana, el paganismo incluye religiones politeístas y panteístas que veneran a la naturaleza, y que a menudo incluyen deidades de todos los géneros, la veneración de los antepasados, como también celebraciones en sintonía con nuestra Tierra. Una explicación completa, que abarque con detalle las muchas variedades del paganismo, está más allá del alcance de esta declaración, pero vale afirmar que nosotros, los firmantes, valoramos la sacralidad de la vida y del mundo natural. Por lo tanto, el pensamiento pagano nos induce a vivir en armonía con los ritmos de nuestra gran Tierra.
La naturaleza es sagrada
Recibimos, reconocemos y abrazamos la sagrada que encontramos en la naturaleza, aunque tengamos diferentes conexiones personales con el mundo natural. Reconocemos que la naturaleza abarca la humanidad y el planeta, y que no estamos ni por encima ni por separado del resto del mundo natural. Reconocemos la sabiduría antigua que nos enseña que la cercanía a la naturaleza fomenta la cercanía entre la humanidad y todos los seres vivos; y que el acto de vivir como si estuviéramos separados de la naturaleza disminuye nuestra compasión hacia otros, y aún hacia nosotros mismos. Por lo tanto, afirmamos la necesidad de vivir de una manera sostenible como una parte de la naturaleza.
Somos parte de la red de la vida
En décadas recientes, muchas religiones paganas contemporáneas han hecho hincapié sobre la interconectividad de la humanidad con el resto del mundo natural. En tiempos remotos, muchos de nuestros antepasados ​​expresaron un entendimiento que, hoy en día, ha sido verificado por el método científico y la expansión de nuestro conocimiento del universo – que la biosfera de la Tierra puede ser comprendida como un ecosistema unificado, y que todas las formas de vida que se encuentran en la Tierra están entrelazadas.
Los mismos átomos que nos componen, a la misma vez nos conectan con el resto del universo. El hidrógeno que se encuentra en nuestros cuerpos se produjo en el Big Bang, y los otros átomos que nos dan forma se forjaron en los hornos abrasadores de estrellas antiquísimas. Más allá de los átomos, las moléculas esenciales a la vida nos conectan con la Tierra, lo que demuestra que no vivimos “en la Tierra” como visitantes del extranjero, sino que somos parte de la Tierra misma, de la misma manera que un volcán o un río es parte de la Tierra y de sus ciclos.
Somos la tierra: el carbono, el nitrógeno y el fósforo componen tanto nuestros cuerpos, como los cuerpos de las montañas. Somos aire: alimentamos a los árboles y a las hierbas cuando exhalamos, y a su vez ellos nos ofrecen un regalo de oxígeno cada vez que inhalamos. Somos el fuego: quemamos la energía del Sol que nos dan las plantas, luego de haberla capturado. Somos agua: los océanos fluyen en nuestras venas,  las mismas aguas que nutrieron a los dinosaurios ahora nutren nuestras células.
Estamos conectados con nuestras familias por vínculos de amor, y a través de ellas, con sus otros parientes, y así sucesivamente quedamos conectados con toda la especie humana. Nuestro árbol genealógico se remonta más allá de la evolución de los seres humanos, incluyendo no solo a todos los mamíferos, sino que también a todos los animales, y a toda la vida en la Tierra. La Tierra en su plenitud representa nuestro inmenso y jubiloso reencuentro familiar.
Experimentamos estas conexiones en un sentido espiritual. La red de la vida incluye fibras que se adhieren a nuestros corazones, que se entrelazan a través de nuestra naturaleza esencial, y que nos tejen como parte de un tapiz espiritual que abraza todo lo que existe. Siendo parte del cuerpo de la Tierra, debemos preocuparnos por la salud de todas las partes de ese cuerpo. Muchas actividades humanas destruyen partes del cuerpo de la Tierra. La tala de una selva tropical no es diferente a la amputación de una pierna sana. De hecho, los bosques son aún más vitales que nuestros brazos y piernas, ya que forman parte de nuestros pulmones planetarios. Del mismo modo, nos preocupamos por las aguas, la tierra, el aire y la biosfera. Lo hacemos por respeto a nuestros antepasados, por el valor que le damos a la vida de hoy, y por amor a las generaciones futuras. Cosas que dañen el cuerpo de la Tierra – tales como el calentamiento global, la contaminación y la extinción – representan, pues, un problema espiritual y moral.
Somos parte de la Tierra, y la Tierra es parte de nosotros.
Cómo estamos dañando el ecosistema
Las acciones de la humanidad están alterando radicalmente la red de la vida de la que somos parte, amenazando las vidas de muchas especies, incluyendo a los seres humanos. Este daño toma muchas formas diferentes. La pérdida de hábitat crece mano a mano con el aumento del consumo. La deforestación destruye unos 150 mil kilómetros cuadrados cada año, el tamaño de Japón, o el equivalente a 24 campos de fútbol por minuto.
El calentamiento global causado por nuestra emisión de gases de invernadero ya ha contribuido a la subida del nivel del mar, la acidificación de los océanos, y el aumento de las inundaciones y las sequías, y se anticipan efectos aún más graves en este siglo. El agotamiento del ozono causa daños adicionales. Nuestras acciones también han resultado en una disminución, continua e insostenible, de recursos tales como depósitos de minerales, fuentes alimenticias, y el agua potable, que a la vez genera altos niveles de contaminación. A medida que aprendemos más y más sobre el impacto de las actividades humanas en nuestro mundo, sin duda se identificarán muchos otros problemas similares en el futuro.
Lo que podemos hacer
Como la Tierra es capaz de curarse a sí misma, primero que nada tenemos que cesar de hacer daño, y dejar que comience la sanación. Sin embargo, esto no es tan simple como suena. Nuestros sistemas globales de explotación no se desmontan con facilidad.
Hay ciertas acciones que podemos tomar inmediatamente. Es importante que cada individuo, comunidad y nación evalúe todo lo que puede hacer para facilitar el mejoramiento del medio ambiente. Las soluciones técnicas no pueden avanzar sin la voluntad política, y la voluntad política necesaria requiere un cambio en nuestros valores más profundos, en nuestras propias definiciones de lo que significa ser humano, y en cómo la humanidad se relaciona con el mundo. Este cambio representa un imperativo espiritual.
Es un reto colectivo, y las acciones individuales son necesarias pero no suficientes. Por lo tanto tenemos que construir una cultura de verdadera sostenibilidad. Esto no significa tratar de encontrar la manera de “mantener” nuestros niveles actuales de consumo o tratar de “mantener” los sistemas económicos y políticos que nos han fallado. Por el contrario, la construcción de una cultura verdaderamente sostenible requiere que los sistemas de dominación y explotación que amenazan nuestro futuro, se conviertan en sistemas de asociación simbiótica que apoyen nuestro ecosistema. Nuestro plan debe incluir la promoción de economías locales y sostenibles, la reforma de nuestros sistemas alimentarios, y la distribución de recursos de una manera más justa y humana. También debe asegurar que el crecimiento poblacional esté por debajo de la capacidad de carga de nuestro planeta, a través del acceso a los métodos anticonceptivos, y la igualdad de acceso a la educación y el trabajo para las mujeres.
Cualquier sistema económico o político que promueva la explotación de la tierra y la gente debe ser desmontado o profundamente modificado. Esto incluye cualquier sistema que esté basado en un crecimiento interminable. Debemos hacer una transición del presente sistema económico lineal, hacia un sistema de economía circular. Esto significa abandonar la cultura del descarte, para reemplazarla con un desarrollo renovable y una cultura en la que todos los productos están destinados a la longevidad, la reparabilidad y el fácil reciclaje o compostaje al fin de su uso. La economía más sostenible del futuro será la que tenga el más corto intervalo entre la producción, el consumo y el reciclaje de los subproductos.
Pero, más allá de todo esto, necesitamos hacer un cambio aún más profundo y esencial: creemos, fundamentalmente, que necesitamos hacer un cambio de espíritu, que fomente una nueva relación entre la humanidad y el resto de la Tierra. Como paganos, creemos estar bien ubicados para concebir un futuro en el cual la humanidad pueda vivir en mayor armonía con el resto de nuestro planeta. Tanto en nuestra religión, como en nuestro trabajo y en la vida cotidiana, nos esforzamos para conectarnos con esa profunda armonía. Ese reconocimiento de nuestra existencia como parte de la Tierra misma es un elemento esencial que nos define. Los paganos podemos apoyar la sanación de nuestro medio ambiente a través de las enseñanzas espirituales que enfatizan nuestra conexión esencial con la Tierra, compartiendo rituales y ceremonias que nos enlazan con el resto de la red de la vida, e inculcando un sentido de responsabilidad en nuestras interacciones con el ecosistema – todo esto contribuye a la creación de una cultura que pueda sostener a la humanidad tanto hoy como en el mañana.
Como firmantes, nos comprometemos a utilizar nuestras habilidades y recursos para promover políticas y prácticas que fomenten los cambios que nuestro mundo necesita con tanta urgencia. Continuaremos educando a los miembros de nuestra comunidad para fomentar una forma de vida concienciada y sostenible, y para ayudar al mundo a reconocer que todos, ya sean paganos o no, son parte de nuestra preciosa Tierra. Para que tanto nosotros, como las futuras generaciones, podamos vivir vidas plenas y significativas, es imprescindible que aseguremos la buena salud de la Tierra. Por lo tanto, nos esforzaremos como individuos, como grupos, y como miembros de la sociedad global para promover la salud actual y futura de toda nuestra Tierra, incluyendo el agua, el aire, la tierra y la red de la vida.
Día de la Tierra 2015

Para firmar la declaración pukse aquí

Suma tu voz a nuestro llamado para proteger a toda la vida en este momento histórico – firma la declaración.
Si deseas firmar en nombre de un grupo u organización:
  1. Escribe el nombre completo del grupo en el cuadro “Name”.
  2. Escribe “(Grupo)”, “(Organización)”, etc. entre paréntesis en el cuadro de “Last Name”.
  3. Asegúrate de incluir el correo electrónico oficial para el grupo.